lunes, 26 de marzo de 2012
sábado, 3 de marzo de 2012
viernes, 24 de febrero de 2012
¿Por qué no aplican el modelo austriaco?
Austria llevó a cabo una reforma laboral en el año 2002 en el que se inauguró un nuevo sistema; sustituir la indemnización por despido por un fondo dotado por el empresario y el trabajador.
La empresa entonces soporta un coste (dotar mensualmente al fondo) que evitando posteriormente el hecho de un gasto extraordinario como puede ser la indemnización por despido. La empresa remedia así que la indemnización –cuarenta y cinco días por año, ahora reducida a veinte-, suponga un repentino gasto extra, a cambio de tener un coste añadido en términos mensuales.
Sin embargo, el trabajador es entonces propietario del fondo sobre el que mes a mes se ha ido dotando por parte del empresario, de tal forma que en caso de despido dicho fondo servirá de mecanismo de protección, podrá cambiar de empresa llevando consigo el fondo o disponerlo en el momento de la jubilación. Por ello el modelo austriaco fomenta la movilidad entre empresas dado que el fondo del trabajador va con el trabajador, así como la protección del mismo y el ahorro de las partes.
El modelo austriaco fue propuesto por el gobierno anterior e, incluso, visto con simpatías por parte de la oposición. ¿Por qué no lo aplican?
Lejos de los 45 días -ahora reducidos a 20-, el coste efectivo del despido en España es de aproximadamente 19 días por año trabajado. Teóricamente, analizando los modelos de contratación, el coste de despido en España se sitúa en una media de 25 días por año trabajado, si bien la existencia de despidos por sentencia judicial o causas objetivas lo reduce a 19 días por año.
En ese sentido, dado que el coste efectivo real del despido en España es tan precario, carece de valor, tanto para la patronal y como para el gobierno, aplicar el modelo austriaco.
El fondo del modelo se calcularía, con el fin de no dañar las rentas y la protección de los trabajadores, en función de los 45 días por año en caso de despido improcedente, nunca de los 19 reales. Por eso no les conviene.
Un modelo a tener en cuenta dado que mantendríamos la protección del trabajador, condición innegociable, al tiempo que fomentamos la movilidad de los trabajadores conforma a la necesidad de aumentar el empleo en los sectores de alta productividad favoreciendo el desplazamiento del factor trabajo hacia ramas más dinámicas.
ANTONIO MIGUEL CARMONA
La empresa entonces soporta un coste (dotar mensualmente al fondo) que evitando posteriormente el hecho de un gasto extraordinario como puede ser la indemnización por despido. La empresa remedia así que la indemnización –cuarenta y cinco días por año, ahora reducida a veinte-, suponga un repentino gasto extra, a cambio de tener un coste añadido en términos mensuales.
Sin embargo, el trabajador es entonces propietario del fondo sobre el que mes a mes se ha ido dotando por parte del empresario, de tal forma que en caso de despido dicho fondo servirá de mecanismo de protección, podrá cambiar de empresa llevando consigo el fondo o disponerlo en el momento de la jubilación. Por ello el modelo austriaco fomenta la movilidad entre empresas dado que el fondo del trabajador va con el trabajador, así como la protección del mismo y el ahorro de las partes.
El modelo austriaco fue propuesto por el gobierno anterior e, incluso, visto con simpatías por parte de la oposición. ¿Por qué no lo aplican?
Lejos de los 45 días -ahora reducidos a 20-, el coste efectivo del despido en España es de aproximadamente 19 días por año trabajado. Teóricamente, analizando los modelos de contratación, el coste de despido en España se sitúa en una media de 25 días por año trabajado, si bien la existencia de despidos por sentencia judicial o causas objetivas lo reduce a 19 días por año.
En ese sentido, dado que el coste efectivo real del despido en España es tan precario, carece de valor, tanto para la patronal y como para el gobierno, aplicar el modelo austriaco.
El fondo del modelo se calcularía, con el fin de no dañar las rentas y la protección de los trabajadores, en función de los 45 días por año en caso de despido improcedente, nunca de los 19 reales. Por eso no les conviene.
Un modelo a tener en cuenta dado que mantendríamos la protección del trabajador, condición innegociable, al tiempo que fomentamos la movilidad de los trabajadores conforma a la necesidad de aumentar el empleo en los sectores de alta productividad favoreciendo el desplazamiento del factor trabajo hacia ramas más dinámicas.
ANTONIO MIGUEL CARMONA
La CEOE, sigue con su campaña de agitación. Terciado sugiere todo tipo de medidas para recortar el coste del paro, menos crear empleos.
Cada vez resulta más evidente que la patronal está embarcada en una seria campaña de desprestigio contra los parados. Ahora ha tomado el relevo el presidente de Cepyme y vicepresidente de la CEOE, Jesús Terciado, quien ha asegurado que el gasto que hace España en protección por desempleo "es, en estos momentos, casi inasumible" y ha apostado por introducir cambios en el modelo.
En un razonamiento que haría las delicias de Ana Botella, alcaldesa de Madrid, y muy poco partidaria de mezclar “peras y manzanas”, el nuevo relevista en la campaña de desprestigio de la patronal ha mezclado peras y manzanas y ha subrayado, para justificar sus peticiones de reforma del seguro de paro, que la factura en 2011 fue de 30.000 millones, mientras en 2007 fue cuatro veces menos, unos 7.000 millones.
Evidentemente, a Terciado se le olvidó apuntar, a la hora de establecer paralelismos, que en 2007 España tenía unas cifras de paro que todavía no recogían las quiebras supuestamente fraudulentas de las empresas de su anterior jefe de filas, el inefable Gerardo Diaz Ferrán, ni los múltiples cierres patronales del sector del ladrillo y afines, una vez que El Dorado de la avaricia y la especulación inmobiliaria se agotó, arrastrando en su caída al país entero.
Terciado, ha demostrado tener una imaginación muy selectiva a la hora de efectuar propuestas para paliar esta situación. Así, en ningún momento se ha referido a la solución más obvia y más al alcance de la mano de los empresarios, crear empleo.
Por el contrario, para paliar una situación coyuntural, derivada de los índices actuales de paro, apuesta por medidas estructurales, que siempre implican una nueva vuelta de tuerca para los más débiles. "Hay que hacer lo posible para que esa situación cambie. Está habiendo propuestas, desde perder la prestación por rechazar una oferta, hasta modularlo a una tercera oferta de trabajo. Pero hay que hacer algo porque el coste es prácticamente inasumible, al igual que en sanidad y en servicios sociales. Tenemos que hacerlo sostenible y hacerlo sostenible no es ingresar más sino gastar menos", ha precisado Terciado, que no ha hecho ninguna afirmación en cuanto a recortar las jugosas subvenciones y momios diversos que recibe la patronal en su conjunto y muchos empresarios en concreto, para paliar el paro, socializando sus costes y privatizando sus negocios y beneficios.
"Lo que tenemos estamos seguros de que no vale. Hay que cambiar la prestación por desempleo. Tenemos en el mercado laboral muchos elementos que estamos seguros de que pueden mejorar la situación, y no debemos cerrarnos, porque en esos debates puede haber soluciones", ha dicho.
Respecto a la reforma laboral, Terciado ha indicado que permitirá crear empleo con un menor crecimiento de la economía, de tal manera que si antes se generaban puestos de trabajo a partir de un crecimiento del PIB de más del 2%, con la nueva legislación bastará que la economía crezca algo menos del 1% o en torno al 1%.
AHORA LOS PÍCAROS SON LOS HIPOTECADOS
Preguntado por la tibia medida del Gobierno de recomendar a los bancos que intenten facilitar la dación en pago a aquellas familias sin ingresos y en paro que no puedan hacer frente a su hipoteca, Terciado ha considerado "razonable" que se permita hacer esto para intentar que la gente no se quede en la calle.
No obstante, ha advertido de que hay que tener "mucho cuidado con la picaresca" para conseguir que esta medida llegue a quienes realmente la necesitan.
Fuente: Diario Progresista.
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